miércoles, 9 de mayo de 2018

Reseña: Biografía del silencio, de Pablo D'Ors, Ediciones Siruela, 2012


    La mente es muy canalla. Engulle toda la vida. Pensamos, pensamos y… pensamos. El término omnipresente del mundo moderno es el “análisis”: de sangre, estadístico, económico, político, psicológico… Descomponer, fragmentar, la parte por el todo… ¿Y cuándo componemos? El término “análisis” adquiere su relevancia actual gracias al filósofo del racionalismo moderno René Descartes.

    El gran error de la filosofía occidental es haber puesto a la razón como atributo principal del hombre, anteponiéndola a la vida, negando los sentimientos como forma inferior de conocimiento; ya lo hicieron ver Nietzsche u Ortega. ¡Cuánto aprender de la filosofía y las religiones orientales!

    El que sepa interpretar el título de este blog “Silencio en el gallinero”, en alguna de sus múltiples evocaciones, podrá comprender la importancia que tiene para mí el silencio. Es el ámbito desde el cual el ser se puede encontrar a sí mismo; la unidad, la “síntesis” contrapuesta a toda fragmentación, la superación del haz de contradicciones. La búsqueda de uno mismo entre el ruido y la furia. El sosiego, la paz, para afrontar el mundo con serenidad y equilibrio. Instinto, emociones y razón en un todo; intuición primaria o artística frente a tanto desgaste analítico infructuoso.

    Por eso, me gusta “Biografía del silencio” de Pablo D’Ors. Sacerdote católico y escritor, nieto del ensayista y crítico de arte Eugenio D’Ors. En 2014 fundó la asociación “Amigos del desierto”, cuya finalidad es profundizar y difundir la dimensión contemplativa de la vida cristiana. Fue nombrado consejero del Pontificio Consejo de la Cultura por designación expresa del papa Francisco.

    Está emparentado con la literatura de Franz Kafka, Hermann Hesse y Milan Kundera. Su maestro espiritual es Elmer Salman del que valora sus luminosas palabras y su sentido del humor. También recoge influencias del budismo zen.

    Los obispos españoles José Ignacio Munilla, prelado de San Sebastián y José Rico Pavés, auxiliar de Getafe lo acusan de hereje y de escribir “dislates”.

    La meditación es el núcleo de “Biografía del silencio”. Según Pablo D’Ors, la meditación es el arte que hace enriquecedor al silencio.

    “Meditar es… observar los movimientos de la propia mente… Porque mientras se observa, la mente no piensa. Así que fortalecer al observador es el modo para acabar con la tiranía de la mente…” (Pos. 483 del eBook).

    “Sentándome y observándome he posibilitado esos chispazos o intuiciones que me han descubierto quién soy mucho más que reflexionando sobre mi personalidad por la trillada vía del análisis. Cuando me siento y me observo… me vuelvo a descubrir fuera, generalmente fantaseando –soy un tipo muy fantasioso-; o elucubrando –soy también bastante especulativo-; o preocupado por algo que me acecha en el futuro –como a casi todos los seres humanos, me angustian algunas cosas-,…” (Pos. 492).

    “… Tanto más se piensa, tanto más se debe meditar: esa es la regla. ¿Que por qué? Pues porque cuanto más llenamos la cabeza de palabras, mayor es la necesidad que tenemos de vaciarla para volver a dejarla limpia” (Pos. 342).

   “La práctica de la meditación a la que me estoy refiriendo puede seguramente resumirse en saber estar aquí y ahora. No otro lugar, no otro tiempo. Esto significa que se trata de una práctica de re-unificación, de re-unión. Queremos estar con nosotros…” (Pos. 597).

    Mi única discrepancia con el autor se ciñe a un párrafo:su visión conservadora en cuanto a la necesidad de transformación de la realidad. La meditación no implica necesariamente una aceptación pasiva de la injusticia o la hipocresía social.

    Por último, recojo algunas otras citas que me gustan:

    “… para vivir o para amar, no hay que apretar, sino soltar, no retener, sino desprenderse.” (pos. 128-132).

    “Los seres humanos solemos definirnos por contraste o por oposición, lo que es tanto como decir por separación y división. Pues es así, dividiendo, separando y oponiendo como precisamente nos alejamos de nosotros mismos.” (Pos. 238).

    “… Vivimos ebrios de ideas e ideales, confundiendo vida y fantasía… cualquier vida, es mucho más hermosa e intensa que la mejor de las fantasías…” (Pos. 246-250).

    “… Para el hombre que medita –hoy lo veo así-, no hay distinción entre sagrado y profano” (Pos. 320).

    “… más de un ochenta por ciento de nuestra actividad mental –y es probable que me haya quedado corto en esta proporción- es totalmente irrelevante y prescindible, más aún, contraproducente. Es mucho más saludable pensar menos y fiarse más de la intuición, del primer impulso… Pensamos mucho la vida, pero la vivimos poco…” (Pos. 333-338).

    “… Es en la nada donde el ser brilla en todo su esplendor… La meditación apacigua la máquina del deseo y estimula a gozar de lo que se tiene.” (Pos. 386).

    “… nos cuidamos mucho de evitar la comparación entre unos y otros, que es siempre lo que destruye cualquier agrupación humana.” (Pos. 620).

    “… yo no soy aún quien verdaderamente soy, sino todavía alguien demasiado artificioso e innecesariamente complejo.” (Pos. 641).




1 comentario:

  1. Me gusta. Creo que supe interpretar de alguna manera el título de este blog. Gracias por haber despertado en mí el interés por conocer "Biografía del silencio", algo muy parecido, creo, a lo que andaba buscando últimamente.
    (Ana)

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