Qué Dios
bendiga a los creyentes y la Naturaleza honre a los agnósticos. ¡Qué Dios y la
Naturaleza no se contradigan!
Dijo un amigo a otro: "Aquel hombre es un ser extraño". Le contestó su compañero de paseo: "Sí, seguro, como todos". El primero dijo: "Pues sí".
Dijo un amigo a otro: "Aquel hombre es un ser extraño". Le contestó su compañero de paseo: "Sí, seguro, como todos". El primero dijo: "Pues sí".
Duermevela: Para algunos hombres la pereza es dulce y suave; la somnolencia producida por la modorra es su ideal. ¡Qué agradable unos gramitos de elegida estupidez!
En la vida
tenemos dos opciones: la angustia y el humor. Con el humor se sobrelleva la
angustia. En todo caso, es mejor que la histeria colectiva. La risa alivia la
pesadumbre de vivir.
Cuando
nacemos el espíritu de los hombres está vacío de contenido, limpio y sereno
como el azul. Tabula rasa. Es la inacción en medio de un ajetreo de acciones.
Alejarse del ruido y del escándalo, incluso informativo, es una señal de inteligencia que vuelve al origen.
Antes de la oralidad estaba el silencio. Ahora,
el silencio vence a la palabra. Las palabras engañan, sobretodo la
palabra hablada. O ha sido al revés: las palabras han sepultado inexorablemente
al silencio.
Los intereses se disfrazan de ideas; como el
cuerpo solo aparentemente se guía por el alma.
El día que tire la toalla. ¡Ay... el día que
tire la toalla...! Se acabó todo, qué triste. Resurjo de las cenizas pero algún
día me achicharraré sin retorno.
Es inmoral
todo lo que impide la voluntad de vivir de una manera natural, según el criterio
íntimo.
Si nadie nos
avisó el día que nacimos, ¿por qué nos avisa la muerte con sus signos: el deterioro
y las enfermedades? ¿Quién diseñó este tránsito?
Unas palabras que no son mías para terminar:
¡Intereses del mundo, no valéis lo que un suspiro!
Benito Pérez Galdós, Trece cuentos, La princesa y el granuja, Editorial Edaf, Pos. 2104